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  • Manuel Alejandro Ceballos

Poesía norteamericana: Minerva Margarita Villarreal (México)



Nació en Montemorelos, Nuevo León, el 5 de abril de 1957. Falleció el 20 de noviembre de 2019. Poeta. Estudió la Licenciatura en Sociología, el diplomado en Teatro y la Maestría en Letras Españolas en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Realizó estudios de Desarrollo Comunitario en Israel, donde la poesía se manifestó en su vida. Fue profesora e investigadora en la FFyL de la UANL; miembro del consejo editorial del Periódico de Poesía de la UNAM, de la revista Paréntesis, de la revista Tierra Adentro; miembro del consejo consultivo de la revista Luvina de la Universidad de Guadalajara. Directora de la revista Cátedra de la FFyL de la UANL de 2003 a 2004. Directora de la revista Armas y letras de la UANL de 2004 a 2019. Directora de Publicaciones de la UANL desde enero de 2004 hasta 2019. Coordinadora de talleres de lectura y creación literaria. Colaboró en Casa del Tiempo, Deslinde, El Ángel, El Norte, El Porvenir, Esquina baja, La Gaceta del FCE, La Jornada Semanal, La Palabra y El Hombre, Milenio, Periódico de Poesía, Plural, Revista Iberoamericana, Semanario Punto, Tierra Adentro y Sábado. Becaria del CECA-Nuevo León, 1993. Premio Plural de Poesía 1986. Premio Nacional de Poesía Nuevo Reino de León convocado por el Gobierno de Nuevo León 1986. Premio Nacional de Poesía Alfonso Reyes 1990 por Pérdida. Premio a las Artes de la UANL 1991. Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 1994 por La paga común del corazón más secreto (publicado con el nombre de El corazón más secreto). Premio de Poesía del Certamen Internacional de Literatura Letras del Bicentenario Sor Juana Inés de la Cruz 2010 por Tálamo. Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2016 por Las maneras del agua. Parte de su obra ha sido traducida al francés.



Oscilaciones en conjunto: apuntes sobre la traducción al francés de Adamar.


Maira Colín


Jorge Luis Borges inició su increíble ascensión literaria no como escritor, sino como traductor. A los nueve años tradujo a Oscar Wilde. El texto apareció en el diario El País de Buenos Aires el 25 de junio de 1910. En la década del veinte y del treinta, Borges se hizo cargo de traducir textos de aquellos autores que se consideran los grandes escritores del siglo XX: Franz Kafka, Walt Whitman, Herman Melville, William Faulkner y Virginia Woolf .

Borges creía que las traducciones más literarias eran el resultado de intensas lecturas en las que el traductor reconocía su libertad de interpretación. Cuestionó los cánones que suponen que el autor funge como el guardián de su texto y afirma que la función del traductor no es la de darle a una lengua extranjera un espacio en la cultura propia, sino la de modificar la lengua receptora, sacudirla para que esa literatura y esa lengua nunca sean las mismas.

El traductor sacrifica entonces la fidelidad en pos del desdoblamiento de las significaciones. En su ensayo Las versiones homéricas, Borges escribe: “Presuponer que toda recombinación de elementos es obligatoriamente inferior a su original, es presuponer que el borrador es obligatoriamente inferior al borrador ya que no puede haber sino borradores. El concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religión o al cansancio".

Sin embargo, hay en esta digresión una trampa de la que Borges no da cuenta: el lugar de poder que puede ocupar el traductor. Es decir, desde la propia fama de escritor consagrado de quien traduce, en muchos y lamentables casos, el escritor-traductor logra recubrir su trabajo de un halo de autoridad que lo afianza como la mejor traducción posible, como la traducción definitiva.

Cuando uno se asoma a la sesgada e inexacta traducción de Borges al Orlando de Virginia Woolf, no se puede más que lamentar el puritanismo y la pátina conservadora que había en el autor de Ficciones y que se filtró a su traducción a la modernísima novela de Woolf. Quienes leímos esa versión no solo conocimos otra obra, sino que nos perdimos de la cuestión más importante de la novela: su propuesta sobre la versión performativa del género.

Tuvimos que esperar casi 70 años para que el cuestionamiento a la traducción borgiana saliera a la luz y para que se trabajaran nuevas versiones que sí respetaran (haciendo uso de las teorías feministas y de la performatividad de género) lo que la inglesa había escrito en 1928.

No hay en la traducción una intención de transparencia, por supuesto, pero tampoco debiera de gestionarse una relación de poder en la que se erija a estas grandes figuras como los traductores autorizados para textos como el de Woolf o, por ejemplo, están las versiones endulcoloradas de Paz a Whitman, en las que las convicciones e ideologías de quien traduce terminan por trasquilar el texto original.

Es en ese proceso en el que la traducción que realizó Françoise Roy al, me parece, el mejor libro de poesía de Minerva Margarita Villarreal, Adamar cobra absoluta relevancia. La geografía que traza el trabajo realizado por Roy es una abierta a lo otro que siempre tiene intención de retornar a la propia experiencia original del texto; está construida de fronteras porosas que asumen las líneas de fuga en las que se encuentra la creación poética.

Hay ahí una potencia, un espacio de libertad en donde lo no dicho tiene cabida. La versión de la mexicana-canadiense acompaña al texto fuente de Minerva Margarita a elevarse a la conciencia de lo divino que es, por supuesto, la intención del libro original.

En una entrevista que le realicé a Françoise a propósito de este trabajo, ella misma me confirma lo que se lee en su versión de Adamar: “Es un libro con poco lenguaje coloquial, no hay muchos juegos de palabras. Cuando son textos muy clásicos, muy limpios es más fácil hacer la traducción.” Como bien enuncia el poeta Manuel Casado en su libro La experiencia de lo extranjero: “traducir es abrirse a una experiencia de lo extranjero, a una percepción de la insuficiencia de lo propio, y eso solo puede expresarse en el texto tocado por lo informe, resistente a un cierre, móvil en cada ocasión que se lee, si poderoso también imperfecto, cuya materia es la duda”.

Roy lleva a cabo esta acción resistiendo frente al poder patriarcal; su búsqueda es la de una voz colectiva que, paradójicamente, logra un registro íntimo, personal. Hay en este trabajo la subversión de la incurable distancia que encuentra uno en algunas traducciones para encontrarse con la expansión de las obra de Minerva Margarita. Hay en Adaimer un hacer en conjunto, un diálogo donde, bajo ninguna circunstancia, se intenta ejercer un poder sobre la obra primaria.

Son las traducciones de este tipo pliegues derridianos que, por supuesto, aceptan un destino temporal que rechaza cualquier estatus canónico, sin por eso dejar de reconocer que la traducción es un factor que problematiza el proceso poético. Al respecto, dice Roy: “En una traducción lo que siempre cambia es todo lo que un idioma es por el sonido. Eso es imposible de traducir, es imposible de trasladar la prosodia.” Lo anterior, por supuesto, es una de las limitantes que hay en este poemario, sin embargo, pensando que la poesía mística reconoce la vida como una potencia de intensidad donde se acentúan los impulsos de la idealización sobre lo divino, la verbalización en francés de ese intento por nombrar lo inaprensible, esa búsqueda del todo más allá de las evidencias, conserva toda la fuerza del texto fuente.

La traductora acepta que no existe terreno seguro en este empeño, lo que le permite acompañar al poemario a encontrar sus verdades esenciales, esas que se revelan a través de los sentidos, que no necesitan una lengua específica para poder expresarse.


Por ejemplo:


Mas no son cuerpos esas montañas desoladas

ni muerte ese deseo

desvaneciéndose

en el lienzo

sino un ladrar de perros

que hambre tienen

y bajan de madrugada

a devorarte



Mais ce ne sont pas de corps que ces

[montagnes désolées

ni la mort que ce désir

qui s’estompe

sur la toile

mais plutót les jappements de chiens

qui parce quíls ont faim

descendent au petit jour

te dévorer



Están estos versos en constante tensión entre lo terrenal y lo ascendente, entre el origen y la formación doctrinal, entre lo que se percibe desde ese amor engrandecido y la fuente del todo. El poder del libro reside en la huida que emprende Minerva Margarita del lenguaje cotidiano, coloquial para crear un idioma otro, subjetivo, casi impenetrable que Roy sabe ampliar en su traducción.


Mi señor es montaña

mi señor es jauría

es montaña

cima de montaña

y mentira que ha de bajar

porque el cielo es puro rapto

pura mentira

duro de escalar

Besa mis labios, anda, baja

Mi señor es montaña

mi señor es jauría

cima de montaña

y mentira que ha de bajar

porque el cielo es puro rapto

pura mentira

Anda, baja, azótame

Más Él

flotando entre las nubes

sonríe

se aleja

Mi señor es mañana



Mon seigneur est une montagne

mon seigner est une meute

il est montagne

et mensonge qui sûrement redescendra

parce que le ciel est un pur ravissement

un pur mensonge

dur à escalader est le ciel

Embrasse-moi sur les lévres, allez, descends

Mon seirneur est une montagne

mon seigneur est une meute

sommet de montagne

et mensonge qui sûrement redescendra

parce que le ciel est un pur ravissement

un pur mensonge

Allez, descends, foutte-moi

Mais Lui

flottant parmi les nuages

il sourit

il s’éloigne

Mon seirneur c’est le lendemain



Los poemas no tienen alma, están hechos de palabras, dice la traductora. En ese sentido, los textos de Adamar son una alquimia que está siempre pendiente de las búsquedas hacia adentro, de lo que se gesta a partir del reconocimiento de lo celestial; ese rayo de luz inagotable que otorga como recompensa el poder experimentar más allá de lo humano.

El libro de Minerva Margarita es una conciencia intermediaria entre lo femenino y la divinidad. La dicotomía que atraviesa todo el libro se va transformando en una fusión temporal coronada por la plenitud de un goce. Una transustanciación que solo es posible a través de la poesía.


Los muertos se transforman

porque otro ha de venir.

Dar a luz lágrima

naturaleza es, no sentimiento

dijiste;

anhelabas campo en lo hondo de la noche,

y ya en el lecho,

verbo habríamos de ser.



Les morts se transforment

parce qu’un autre viendra.

Mettre au monde une larme

relève de la nature et pas du sentiment,

as-tu dit;

tu rêvais d’avoir une place au fin fond de la nuit,

et une fois sur la couche,

Verbe allions-nous être.



Adamar en un libro saturado de emoción, un texto que conjura la mística unión entre quien escribe los poemas y la entidad para quien están dirigidos. Hay aquí, por supuesto, un juego en el que se puede interpretar que los versos están dedicados a un amante, a un amor encarnado en un hombre, sin embargo, esa es solo una lectura somera del texto.

Hay en esta obra un mundo presente en donde lo divino y lo terrenal se complementan; el cuerpo vivo con el mismo brío con el que se manifiesta aquello que no puede ser nombrado con precisión. Ese abstracto que define nuestra existencia. Una respiración compartida entre lo terrenal y lo sublime.

Todo eso está perfectamente contenido en Adaimer. Quizás el gran secreto de la traducción realizada por Françoise Roy es que al ser ella también poeta logra aceptar que el poema que se vierte en una lengua distinta es siempre un texto otro, exactamente igual que la obra primigenia, ya que al tratarse de poesía no existe otra opción que entregarse gustoso a la abertura de significados que ahí se producen.



BREVE ENTREVISTA POR MANUEL ALEJANDRO CEBALLOS

(ENERO DE 2019)


¿Cuándo se da el primer acercamiento formal a la literatura?


Mi primer acercamiento formal a la literatura se dio cuando publiqué mi primer libro: Hilos de viaje, en 1982. Lo íbamos a presentar en el Auditorio de Difusión Cultural de la UDEM, en aquel entonces en el centro de Monterrey, pero lo iba a presentar un amigo que representaba una amenaza ideológica para esa Universidad privada, entonces nos cerraron las puertas y no nos permitieron presentarlo, tuvimos que irnos todos, casi en peregrinación, por la Avenida Pino Suárez, a la Sala Meyerhold de la Escuela de Teatro de Filosofía y Letras de la UANL, que estaba ubicada en la calle 15 de mayo, donde yo estudiaba. Al fin ahí y gracias a su director, el Mtro. Sergio García, lo pudimos presentar. Fue con esta experiencia que supe que había dado un paso definitivo y la responsabilidad que esto implicaba.


¿Libro favorito (propio)?

Me gusta mucho Adamar.


¿Cuántos libros ha publicado en toda su trayectoria como escritora?

14 libros


Presentación (de libro o en algún festival) que lo haya marcado su vida (respecto a la intensidad y experiencia que vivió)


Mi participación en el Ciclo “Protagonistas de la Literatura Mexicana” organizado por el INBA el 2 de septiembre de 2018 fue una experiencia extraordinaria, porque los tres presentadores que me acompañaron: Evodio Escalante, José María Espinasa y Alejandro Higashi escribieron textos de gran profundidad y sentido crítico y cuando me correspondió leer, el público me emocionó con un aplauso prolongado que solo vinculo en mi recuerdo con la lectura que di después de que se me entregara el Premio Hispanoamericano del Festival de la Lira 2017 en Cuenca, Ecuador. Ahí también la acogida fue grande y muy emotiva. Después se hicieron comentarios en Twitter y en Facebook que me han conmovido y por los cuales estoy muy agradecida.


¿Cómo calificas la poesía actual y a quiénes lees?

Soy muy apasionada con mis poetas y mis lecturas, pero es difícil que la actualidad esté entre mis prioridades. Vuelvo y vuelo a autores que me han formado como San Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Sor Juana Inés de la Cruz, Ezra Pound, Emily Dickinson, Sylvia Plath, Octavio Paz, Rosario Castellanos, y los poetas clásicos japoneses.


¿Algún poeta que le gustaría le otorgaran el premio nobel de literatura?

Me gustaría que le otorgaran el nobel a Adélia Prado, a Nuno Júdice, a Raúl Zurita y a José Javier Villarreal.

¿Algún maestro?

He tenido maestros muy importantes en mi formación de estudiante, como el antropólogo Luis María “Mumo” Gatti, pero he tenido maestros a través de la lectura, con quienes me he formado de día y de noche y a quienes no he conocido, como Alfonso Reyes y Octavio Paz.



Momento cumbre de carrera: ¿ya sucedió? Si es así ¿cuándo y cuál fue?

Creo que mi libro Las maneras del agua ha trascendido como una aportación dentro de la poesía llamada mística o neo mística. Ha tenido reseñas y ensayos importantes. Pero mi libro Vike. Un animal dentro de mí espero que lentamente se posicione por su valor de denuncia.


¿Cuántos premios literarios ha recibido y cuáles han sido los más importes?

Premio Plural 1986, otorgado por la revista cultural Plural, del diario Excélsior, en el género de poesía, por el poemario Los abandonados.

  • Premio Nacional de Poesía Nuevo Reino de León 1986, del Gobierno del Estado de Nuevo León, por el poemario Desde temprano.

  • Premio Nacional Alfonso Reyes 1990, del Ayuntamiento de Monterrey, por el libro Pérdida (1992).

  • Premio a las Artes UANL 1991, por trayectoria literaria en los géneros poesía y ensayo.

  • Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 1994, por el libro El corazón más secreto (1996).

  • Premio de Poesía del Certamen Internacional de Literatura Letras del Bicentenario Sor Juana Inés de la Cruz 2010, del Gobierno del Estado de México, por el poemario Tálamo (2011, y 2013).

  • Premio de Honor Naji Naaman’s Literary Prizes 2013, otorgado por la Naji Naaman’s Foundation for Gratis Culture, de Líbano, por el contenido y estilo de su obra

  • Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2016, por Las maneras del agua (2016).

  • Premio Lira de Oro del Certamen de Poesía Hispanoamericana Festival de la Lira 2017 en Cuenca, Ecuador, por Las maneras del agua (2016).

Definitivamente que los premios más importantes que he recibido son el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes y el Premio Lira de Oro del Festival de la Lira 2017.


Minerva Margarita Villarreal[1]


EL OJO DE AGUA DE SUS MANOS

Con sólo tocarme la cabeza mientras dormía

con sólo decirme sin decirme

al fuego celeste

desperté

Adicta

arrodillada

hasta las fundaciones

En la inmensidad de Icamole

cuando más amo el desierto

el ojo de agua de sus manos

su delirio

su tibieza feroz en mis rodillas

Vi sucederse las señales

hasta que se ausentó de la carne

como una virgen que desaparece.



UN VESTIDO PARA DESNUDARME


Hoy mi vestido significa:

Me levantaré de la cama como si

[obedeciera a Cristo

Entre una manta de gases

muslos adoloridos huesos que se desploman

camino a paso lento

No debo caer

porque la montaña se ha partido

y cuando abre la mañana

un agujero se vuelve un precipicio

Me levantaré de la cama

tomaré una ducha

El agua limpia mi cuerpo

me despoja de ese humor

fétido de estar enlatada

como sardina

me desdobla en mi peso drenado y me

[multiplica

pues la multitud está hambrienta

y como si yo fuera los panes y los peces

confundo los gritos con el llamado

mas cerca su voz resplandece

y me alcanza

Me visto después del baño

luego de tallarme las grietas

las flores fueron abriendo

porque yo

recién lavada

y bendecida

me he multiplicado:

Un vestido de algodón

un vestido holgado como Olga

con volantes de ancho vuelo

para pasear los huesos

los muslos las caderas moverlas ya en la vida

en su agua clara

en su viento de lilas aromadas

y que no trote la cabeza

de un lado a otro por dentro abotagada

como nave que se bambolea ante la

[agitación de espadas

de ese mar puntiagudo y alebrestado

[que la embiste

Un vestido con turbante que sujete el

[pensamiento que ha vaciado mi corazón

muy asustado observándolo todo

un vestido para volar

para ganar el cielo

un vestido y que beban los pájaros

de su estanque dorado en su bailable aéreo

¿Sabes cuál es el salario del mal?

Es la muerte y me niego a depositarle pago

[alguno.

[1]Fotografía tomada de la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN





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